lunes, 10 de agosto de 2015

EMINENTE CISMA ANTE LA POSTURA DE LAS IGLESIAS SOBRE EL “MATRIMONIO GAY”

Ante la reciente postura de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), los actuales códigos civiles, que en la mayor parte de los estados de la República Mexicana sólo permiten matrimonios entre hombres y mujeres, deben ser reformados. Así, el matrimonio se vuelve un contrato igualitario, con indiferencia al sexo de los contrayentes. La SCJN en México, como autoridades en otras partes del mundo, consideran ahora que el matrimonio entre personas con el mismo genero no vulnera los derechos de terceros y, por el contrario, se reconocer a todas las personas con independencia a su preferencia sexual, como ciudadanos con iguales derechos y obligaciones, fortaleciendo proyectos democráticos que avanzan en el reconocimiento de derechos humanos.

Este cambio de paradigma social, ante la postura conservadora de las iglesias, evidentemente generará un cisma entre la población, que sin abandonar su fe, apoya este movimiento de cambio cultural.

En las ultimas semanas, los medios han dado cuenta, como representantes de las iglesias han emitido mensajes discriminatorios, convocando a marchas multitudinarias, propuesto talleres para la sanación de la homosexualidad,  plebiscitos sobre el asunto y hasta recetas de chochos. El hecho es que las jerarquías eclesiásticas deben enfrentar nuevos desafíos en una sociedad, caracterizada por la secularización, la indiferencia religiosa, el pluralismo cultural, religioso y étnico; así como, las dramáticas consecuencias de una crisis económica en los sectores más vulnerables de la sociedad, entre ellas el incremento de la desigualdad en una sociedad políticamente por momentos mas activa; que desarrolla nuevas y creativas formas de participación política, frente a una democracia representativa que no representa a las ciudadanos. Una sociedad que considera como el principal y más grave problema la corrupción -instalada en las cúpulas del poder- contra la que se inconforma.

En este contexto, la defensa a ultranza de la institución matrimonial, que hacen las iglesias ha quedado expuesta al escarnio público por parte de algunos colectivos muy influyentes y al rechazo de sus posiciones por parte de sectores importantes de población. Sin embargo, no importando esto, se amparan en defensa de lo que llaman, “respeto de la dignidad de la persona humana y a la verdad sobre el hombre”, cuando con sus declaraciones y actos, en realidad parecen defender sus cotos de poder político.

¿Quién puede creer, en instituciones cuyos púlpitos y dignidad sacerdotal es frecuentemente cuestionada?

¿Quién puede demostrar que el matrimonio entre personas con el mismo genero vulnera los derechos de terceros?

¿No creen que en una sociedad, donde la violencia resulta un factor preocupante, la intolerancia resulta un pecado?

…pero usted ¿cómo quiere sea su México?

RCL.08-2015

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